Quién nos iba a decir a principios de marzo que la situación pudiera cambiar tanto. Cogíamos el metro todos los días, nos sentíamos culpables por no ir al gimnasio y nos preocupaban cosas cómo cuándo termina el contrato del alquiler, o qué haríamos durante las vacaciones de verano. Ahora, tan solo un mes después, España ha cumplido dos semanas de cuarentena y más de un tercio de la humanidad estamos confinados en nuestras casas.
A pesar de las guerras, hambrunas y enfermedades que hemos sufrido a lo largo de nuestra historia, esta situación nos ha pillado a todos desprevenidos y el mundo entero se ha visto obligado a parar y a bajar los pies a la tierra. No hemos podido anticiparnos, y de la noche a la mañana, el virus nos ha hecho vulnerables, se ha metido en nuestras vidas y es nuestra máxima preocupación. Nadie es inmune y nos ha impactado a todos de algún modo, ya sea a nivel personal, cambiando de manera improvisada nuestra forma de trabajar o de relacionarnos con el mundo.
No sé vosotros, pero en más de una ocasión me he visto abrumada entre tanta información y he de reconocer que he ido “un paso por detrás”, siendo consciente de lo que iba pasando una vez iba ocurriendo. No obstante y sin dejar de ser realista, me di cuenta de que esta situación nos ha puesto a prueba y nos ha dado la oportunidad de dar otra versión de nosotros mismos. Hemos respondido de una forma u otra, despertando nuestra creatividad, retomando el contacto con amigos y familiares o desarrollando nuestros hobbies para los que antes no teníamos tiempo.
No estamos solos. Millones de personas estamos viviendo la misma situación y luchando contra el mismo enemigo. Hemos comprobado el impacto que tiene que la humanidad decida trabajar unida bajo un propósito común y ahora, homenajeamos y celebramos juntos cada cosa que podemos.
Por ello, elegí adoptar una actitud positiva en lugar de dejar que la frustración o las dificultades me siguieran dominando, y ahora me siento con confianza y fuerza para mirar a lo que viene de ahora en adelante. Tenemos que ser conscientes de que algún día esto terminará y saldremos gracias a nuestro esfuerzo y coraje -de esto no hay duda- y cuando lo consigamos, habremos redescubierto quiénes somos y sobretodo, habremos crecido como sociedad.
Ahora que hemos superado las primeras semanas y nos hemos adaptado a nuestras nuevas rutinas laborales y personales, es el momento de pensar en nuestro futuro. En estos días de encierro no hay margen para más sobresaltos, es tiempo de adelantarnos.
No podemos perder la esperanza por lo que, con la vista puesta a esa puerta que se nos abre ¿qué es lo que haremos?
Hemos sido tocados pero no hundidos.
“Imagine and prerare the day after”
Begoña Martín-Borregón, consultora de Morgan Philips Talent Consulting.