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Será por algo

Será por algo

La vida nos ha parado, Álvaro.” En estos días de sobreinformación, este simple comentario en una de las cientos de conversaciones de Whatsapp sigue resonando en mi cabeza. Un comentario sencillo en un día complicado sirvió para activar en mí la palanca de la confianza y la positividad frente al temor. Y sobre todo, para ver esta nueva realidad en clave de oportunidad, posiblemente una oportunidad única para parar y provocar un punto de inflexión en nuestras vidas, tan forzoso como necesario.

Quizás sea la única certeza que tenemos en estos momentos: la vida nos ha frenado, en seco. Lo que hace escasos quince días era una certeza ahora está en el aire. Nuestros planes, nuestras relaciones, nuestros proyectos – personales y profesionales. (Casi) todo en standby. De repente, una generación entera nos encontramos ante una situación totalmente desconocida y novedosa en la que no somos capaces de controlar nuestras vidas libremente. Eso, si es que alguna vez las controlamos en realidad.

Llevamos años oyendo hablar del entorno cambiante, de los retos de la agilidad, de la necesidad de demostrar resiliencia y adaptación ante los giros inesperados de los negocios y de la realidad en la que vivimos. Estamos ante la máxima expresión de ese ya tan manido entorno VUCA y, por tanto, ante la “tormenta perfecta” para poner en práctica esas habilidades, con serenidad, coraje y positividad. Tenemos por delante el mayor reto al que muchos nos hemos enfrentado nunca: poner el nosotros por delante del yo; la colaboración por delante del individualismo; ayudar por delante de competir.

Además, confío – algunos pensaréis que no sin un punto de ingenuidad – en que, a partir del día en que podamos salir de nuestras casas y retomar la normalidad, seremos una sociedad más amable. Que valoraremos más el trabajo de los demás. Que sonreiremos más a los vecinos, a nuestros recepcionistas, al cajero del supermercado o a nuestro proveedor o cliente. En definitiva, valoraremos más aquellas pequeñas cosas que antes dábamos por hecho como inalterables.

Sin duda, tenemos la oportunidad de darle un sentido a esta situación, que si bien nos puede asustar por diferente, también nos brinda la oportunidad de aprender cosas nuevas y salir reforzados como profesionales y como sociedad. Es verdad, la vida nos ha parado de lleno a todos, sin excepciones. Es ahora cuando debemos encontrar dentro de nosotros mismos el sentido de todo esto, qué parte de nosotros vamos a dejar atrás para sacar nuestra mejor versión, la que conecta con nuestros valores y esencia como personas. Como me dijo Berta, será por algo.

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